Es una enfermedad crónica de progresión muy lenta en el tiempo, por esta causa, puede haber un período de hasta 10 años entre el comienzo de los síntomas y el diagnóstico de la enfermedad.
De forma esquemática, los síntomas que presenta la enfermedad pueden dividirse en tres grandes grupos:
1. Afectación glandular (causada por la lesión de las glándulas exocrinas).
2. Afectación extraglandular (causada por la lesión de otros órganos).
3. Síntomas de afectación del estado general del paciente.
La AFECTACIÓN GLANDULAR incluye los síntomas de sequedad de las glándulas que dejan de funcionar (boca seca, ojo seco, vagina, piel, etc.). También incluye la inflamación de las principales glándulas que fabrican la saliva (las parótidas y las submaxilares)
La AFECTACIÓN EXTRAGLANDULAR es la más grave, sólo afecta a una parte pequeña de los pacientes (entre el 10-15%). La afectación puede ocurrir en cualquier órgano, siendo las más frecuentes la artritis, la vasculitis, el fenómeno de Raynaud (manos que se ponen blancas y azules con el frío) y las más graves, la afectación del riñón, de los pulmones, del páncreas o del sistema nervioso.
Estas manifestaciones internas, a veces, dan pocos síntomas y suelen preocupar más al propio especialista en Sjögren que al paciente, para el que los síntomas más frecuentes y persistentes son la sequedad y los síntomas generales, de aquí la importancia del seguimiento y de los controles que se deben tener.
Los síntomas generales suelen ser los más complejos porque incluyen cansancio, dolor generalizado en todo el cuerpo, articulaciones y músculos, fiebre, depresión y fibromialgia.